lunes, 26 de septiembre de 2011

Adherirse

Hay un aspecto en el arte del combate que desde hace mucho me parece fundamental, y éste es el permanecer adherido al contrario. Cuando permanecemos adheridos, sin importar si estamos distanciados o tocando su cuerpo, es posible manipular los movimientos del rival moviéndonos a su ritmo y adaptándonos a sus movimientos. De todos modos, éste creo es un concepto que queda muchas veces en el olvido. Por diferentes motivos se tiende a olvidar al rival y confiar en extremo en la propia velocidad. Es cierto, no obstante, que un movimiento rápido, imprevisto y que llega en un descuido puede finalizar el enfrentamiento por la vía rápida (“el futbol es así”), pero no lo es menos el hecho de que es más probable obtener la victoria en un combate bien dirigido. Antes de cazar una cebra, hay todo un entramado previo por parte de las leonas.

Adherirse a los movimientos del rival no solo permite manipular sus reacciones, además trabajar en una distancia real, generalmente muy corta, donde no podemos confiar solo en la vista. En esta distancia, la sensibilidad y el correcto uso de la estrategia bien merecen un minucioso estudio.

En diferentes clásicos se citan principios estratégicos para cuando se lleva a cabo la acción de adherirse, o permanecer pegado y receptivo utilizando la sensibilidad en nuestro beneficio. En el Tratado sobre boxeo que se atribuye a Wu Ch’eng-ch’ing, dice:

“…cuando se domina la técnica, uno puede atraer la energía del adversario y, cuando ésta actúa en el vacío, unirse y surgir...”

Además, en su Canción del Boxeo añade:

“…atraer al adversario para que su energía actúe en el vacío es una técnica maravillosa...”

Por su parte Ch’ang Nai-chou, en sus escritos teóricos del siglo XVIII indica:

“…hay una frase que dice así: la viveza se aprovecha de una apertura externa; y si no encuentras una apertura externa te quedarás fuera”. En las artes marciales, para poder vencer a un adversario debes acercarte y entonces podrás derribarlo…”

Y continúa más adelante:

“…la única forma es poner nuestra atención en la parte superior del brazo del adversario, porque entonces sin tener en cuenta quien golpea primero, y prestando atención a este punto, puedo inmovilizar sus manos y después adherirme a él sin perder el contacto. Entonces yo puedo cambiar y hacer lo que quiera con perfecta facilidad, mientras que mi oponente será incapaz de escapar a mi control…”

Sin perder el hilo añadirá más adelante recursos para llevar a cabo el error en el adversario y comentará por ejemplo que:

“…éste es el secreto de extender la mano delantera y golpear con la misma mano...”

Numerosas indicaciones invitando a permanecer pegados, un valioso recurso que debemos desarrollar en la práctica.