Este sábado llevábamos a cabo la segunda reunión estival de miembros del Shibu Dojo. A pesar de las bajas, el entrenamiento se llevó a término tal y como había previsto, y el grupo dio muestras de su esfuerzo aun encontrándose ya inmersos en el período vacacional.
Tras la primera parte de la sesión dedicada a la preparación y acondicionamiento físicos, se desarrollaron diferentes combinaciones para la práctica del Kumite, y el modo de conseguir nuestro objetivo mediante el trabajo de los amagos, fintas, y “otras estrategias”, en combinación con los “pasos de activación”.
Como les decía, cualquiera puede hacer un Mawashi Geri al aire en la práctica individual, pero hay algo que hace a unos capaces de colocarlo en el combate y a otros no. El conocimiento de estos factores, y la capacidad de provocar la reacción del contrario a nuestro antojo mediante los ejercicios propuestos, ocuparon el grueso de la sesión.
Los diferentes Sabaki, Tsukami, Fumikomi, Kuzushi, o Uchi Mata, entre otras, serían solo las herramientas elegidas para el fin perseguido.
Como anécdota especial me gustaría destacar la visita de mi amigo Toni, del Honbu Dojo, que hizo un esfuerzo grandísimo, a la altura de su dedicación y pasión por el Uechi-ryu, y que ayudó a convertir el entrenamiento, y posteriormente la velada en la piscina, en unos momentos únicos para el recuerdo.
Creo que se pueden extraer muchas enseñanzas de lo que aconteció, y agosto es un mes idóneo para meditar sobre ellas. Quedan propuestos, así, los deberes de verano para aquellos que participaron, y la proposición de no quedarse atrás en el camino para los que por uno u otro motivo no pudieron acompañarnos.
Se paran las clases formales hasta septiembre, pero no así la práctica. Queda mucho Karate que disfrutar en agosto.
