El curso se encuentra enmarcado dentro de las actividades ofertadas para el “Día de la dona”, ocho de marzo, y se desarrollará durante tres meses.
En el mismo, que nació como una propuesta e iniciativa personal en 2008 y que agradó a los responsables de área, y más tarde a las alumnas participantes, el grupo tendrá la oportunidad de iniciarse en los contenidos más básicos del Uechi-ryu, centrándose en el desarrollo del Hojo Undou y sus aplicaciones, así como en diferentes premisas de autoprotección, basadas en las experiencias acumuladas en una década de servicio público.
Siempre he pensado que el Karate debe trascender, e ir más allá de los intereses individuales, para convertirse en un medio de mejora para la sociedad y las personas que nos rodean. Así, el karateka, no solo ha de alcanzar el dominio técnico dentro del Dojo si no, además, servir de guía y referencia para aquellos que le observan, y ser capaz de dar el uso más correcto a su arte, aún en las situaciones más difíciles.
Considero que el estilo de la familia Uechi es un estilo efectivo y muy poco adulterado, por lo que cumple sobremanera los objetivos requeridos para el curso. Sus técnicas con pequeñas superficies, el conocimiento del cuerpo y de las zonas vulnerables, y la naturalidad en las ejecuciones, lo hacen cien por cien adaptable a las necesidades defensivas de este colectivo. Por supuesto, se necesitará de un arduo trabajo y de la práctica constante, y la visión que se trata de dar al grupo no es más que una iniciación y aproximación al estilo, cobrando mayor importancia las antes citadas premisas de autoprotección, minimización, evasión y evitación del riesgo.
Por último, me gustaría cerrar la entrada con unas palabras que leí de niño y que aún hoy no he olvidado, pues describen perfectamente la filosofía del curso y la actitud que trato de inculcar siempre junto a la técnica:
“ El gato es una pequeña fiera, fuerte y hábil, gran cazador de ratones, que por su debilidad son su presa favorita. Pero empleando todas sus fuerzas, hasta el ratón podría devorar al gato”.
En la imagen superior: Mª Ángeles Martínez, Sempai del Honbu Dojo, ejecuta Kata en la última clase conjunta.